Escrito e ilustrado por: Mara Thomas
Estudiante de arquitectura en la UIP
El juego es una actividad de vital importancia para los niños. Lejos de tratarse de meras actividades para entretenerse o pasar el tiempo, jugar tiene una gran utilidad para el desarrollo del menor y es fundamental en su crecimiento. Por eso, su derecho al juego y el esparcimiento forma parte de la Convención sobre los Derechos del Niño, establecida por las Naciones Unidas.
Jugar trae beneficios como que enriquece la imaginación y promueve los procesos creativos, ayuda a la estructuración del yo del niño y ejercita la observación, entre otros más.
El problema de los juegos tradicionales para parques es que sufren deterioro gracias a la inclemencia del clima, el metal se termina oxidando y el sol ocasiona que el plástico se caliente tanto que se termina rompiendo al mínimo peso sobre él.
Estos dos casos son peligrosos para los niños, que en ocasiones juegan, aunque los juegos estén en malas condiciones. También está el problema del uso de madera para estos juegos, que con el uso se va astillando.
Para solucionar ese problema, se plantea el uso del plástico reciclado para construir estos juegos. Un lado bueno es que los árboles en lugar de convertirse en juegos, se pueden quedar donde estaban dando sombra en los bosques.
Debido a que el plástico reciclado tiene las propiedades de resistente a los rayos UV, es moderadamente resistente a los rayones, es resistente a climas difíciles y es a prueba de agua, finalmente es bastante denso y rígido. Es importante eso porque quiere decir que no va a sufrir el mismo destino que los antes mencionados que se oxidan y rompen por el clima que tenemos.
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